sábado, 8 de agosto de 2009
MIS LECTURAS: Los hombres que no amaban a las mujeres
Acabo de leer una nóvela que, tras verla varias veces en las estanterías del Carrefour y tenerla en mis manos un par de veces leyendo el argumento y las reseñas del autor, siempre dejaba en la misma estantería; no sé, quizás la portada (muchas veces me dejo llevar por la primera impresión).
Pero hace unos días, en Cádiz, hubo dos personas que, en el intervalo de dos o tres días me hablaron de ella en unos términos muy elogiosos (que está muy bien…, que te engancha…). Así que decidí darle una oportunidad y me metí con ella.
Efectivamente, desde el primer momento te engancha y durante cuatro días que me ha durado la lectura de sus cerca de 700 páginas me he visto deseando terminar lo que estaba haciendo para coger la novela.
La trama
Es una novela larga y con una trama densa que si no no cansa es por lo bien desarrollada que está. Es cierto que el principio es un poco chocante, pues nos va hablando de tres situaciones paralelas. Por un lado tenemos a un anciano que recibe una misteriosa flor por su cumpleaños y descubrimos que lleva décadas recibiendo esa sorpresa de alguien desconocido, por otro nos habla de un periodista que se mete en un lío por sacar a la luz los trapos sucios de un magnate sin pruebas y por último de una joven fascinante que es víctima de un tipo sin escrúpulos. Habrá que esperar muchas páginas para saber cómo estas tres partes encajan, pero cuando lo hacen nos damos cuenta de lo muchísimo que merecía la pena ese largo preámbulo.
Mikael Blomkvist , periodista de algo más de 40 años, ve peligrar su carrera tras haber acusado sin pruebas a un importante empresario. Su crisis de credibilidad puede poner en peligro la revista que co-dirige, así que aprovecha la oportunidad que le brinda el anciano Henrik Vanger de alejarse de Estocolmo un tiempo para escribir un libro sobre la familia Vanger, aunque esto es sólo una tapadera, pues el verdadero encargo es el de descubrir quién mató hace cuarenta y tantos años a la sobrina del millonario.
Blomkvist tendrá que permanecer un año en el pequeño pueblo en el que habita la gran familia Vanger, durante el cual revisará con ojos nuevos todo lo sucedido en la fatídica noche en la que Harriet desapareció.
Por otra parte, Lisbeth Salander es una joven que, por razones que imaginamos, ha desarrollado una dura personalidad con serios problemas para mantener relaciones sociales. Sus mecanismos intelectuales y psicológicos no son los del resto de la gente, pues una coraza de frialdad se ha ido creando desde su infancia. Trabaja en una empresa de seguridad y alguien le encarga una investigación sobre Blomkvist, al que tendrá que esperar casi media novela para conocer.
Entonces unirán sus fuerzas para investigar en el misterio de Harriet, que oculta mucho más de lo imaginable.
¿Por qué tan larga?
Quizás se podría haberse narrado lo mismo en 100 páginas menos. Sí, y también se puede narrar en diez minutos, si a eso vamos, pero entonces no nos subyugaría tanto la historia. Larsson ha optado por una narración detallada, que no densa, en la que las escenas y los personajes se van dibujado minuciosamente para que podamos captar cada uno de sus matices.
La historia que nos narra es compleja, con multitud de personajes, y era necesario abordarla con calma, dedicando a cada uno el espacio adecuados para que encaje en ese puzle. Si hubiera precipitado la narración, correríamos el riesgo de perdernos y confundir a los miembros de la familia Vanger, por ejemplo. Ese es un problema que he visto siempre en las novelas de Agatha Christie, entre otros. Tienen éstas un sinfín de personajes y a menudo te olvidas de quién es quién, por lo cual adjuntan, como en las ediciones de obras de teatro, una socorrida lista en la que puedes consultar el nombre que quieras para encontrar una breve explicación de quién es.
Nada de esto es necesario en “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Es verdad que por un momento temes perderte en la saga de los Vanger, pero lo cierto es que todo está muy bien explicado y tu única duda es sobre quién no es lo que parece ser. El misterio lo desarrolla tan bien que si tú fueras un personaje dudarías hasta de ti mismo.
Me encanta cómo el personaje de Lisbeth Salander va atrayendo nuestro interés desde su primera aparición y cómo va cobrando fuerza. No sabemos cómo va a enlazar su historia con la de Blomkvist, pero deseamos fervientemente que ocurra. Es curioso cómo el autor ha logrado que exista una tensión sexual no resuelta entre dos personajes que ni siquiera se conocen. Sabemos que están condenados a encontrarse, pero no sabemos cómo ni cuándo.
Un motivo más para que la novela sea tan larga es que tiene un doble final, y el segundo discurre en las últimas 70 páginas de la novela. No, no estoy destripando nada.
Lo mejor que tiene respecto a otras obras detectivescas es que no oculta datos fundamentales para adivinar quién es el malo. Nos presenta de forma honesta la trama y de hecho tenemos todos los datos para desenmarañar la historia al mismo tiempo que sus protagonistas. Incluso es posible que adivinemos parte de la “solución”, sin que por ello pierda interés la historia.
Pero no todo es investigación y misterio, en absoluto. Como tema de fondo tenemos el del maltrato a la mujer , que se refleja no sólo en la intriga principal, sino también en lo que intuimos del pasado de Salander.
Los personajes
Dudo mucho que esta novela fuera tan potente si no contara con un personaje cautivador como el de Lisbeth Salander . Ella llena la novela como hay actores que llenan la pantalla. Se come a los demás personajes y el autor es tan hábil, la ha dibujado tan bien, que por un lado ardemos en deseos de descubrir sus secretos y por otro deseamos respetarlos.
Me gusta que no sea un personaje estereotipado, ni siquiera en su dureza; lo que nos ofrece es una chica con sus defectos físicos, que la personalizan, como la extrema delgadez, y que en vez de ser desdeñosa hacia los hombres es asocial. No sabe manejarse en sociedad y ni siquiera lo intenta.
Como contrapunto a un personaje tan interesante tenemos al periodista, Blomkvist , que si bien es creíble, peca un pelín de exceso de perfeccionismo como personaje. Imagino que el autor se ha proyectado en él como un alter ego y lo ha dotado por ello de virtudes muy agradables que, sin ser exageradas, no se compensan con algún defecto..
Luego tenemos a los secundarios, bien diferenciados y dotados de caracteres interesantes, desde ese jefe comprensivo de Salander a las mil caras de los Vanger, pasando por el repugnante tutor de la joven.
A mí me parece una muy buena novela, en la que lo que se cuenta interesa y sorprende y la forma de narrar es fluida y muy correcta. Es la primera de una serie de novelas. El autor tenía pensado escribir diez títulos y murió tras haber entregado a su editor el tercero, así que es posible que una visión de conjunto nos hubiera permitido hablar de una obra maestra. Ando por la mitad del segundo, aún no puedo juzgar lo que la gente llama “la trilogía Millennium” .
Por último he indagado algo en internet sobre su autor y Larsson, prolífico lector de obras detectivescas, pasaba sus noches escribiendo la historia de Salander y Blomkvist, probablemente organizando el desarrollo de las 10 obras que tenía en mente. Me pregunto qué tenía pensado incluir en cada una, cómo iban a evolucionar los personajes, y lamento profundamente la enorme pérdida que supone el hecho de que Larsson muriera tras dar por terminada la tercera entrega.
Se supone que se alimentaba únicamente de comida basura y fumaba tres cajetillas al día, así que cuando se estropeó el ascensor del local en el que trabajaba como periodista y tuvo que subir 7 pisos a pata, le dio un ataque al corazón y se acabaron Salander y Blomkvist. Una muerte absurda, como tantas.
Invirtió 9 meses en la escritura de cada una de sus tres novelas publicadas y hasta su muerte había convivido más de 30 años con Eva Gabrielsson, pero no dedicó uno sólo de esos días de convivencia en redactar un testamento, razón por la cual los ingentes beneficios generados por la difusión de su obra van a parar a manos de otros familiares con los que ella dice que no se relacionó en vida. Vamos, que tienen una buena liada. Ella dice que los demás tienen un morro tremendo por no darle un duro y los herederos dicen que ella es intratable y por eso no se ha podido llegar a un acuerdo.
Bueno, os dejo que voy a seguir con la lectura de su segunda entrega “La chica que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla” (vaya título). Ya os contaré
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